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TOC, entre el tic y la enfermedad: descubre dónde está el límite... y si tú lo traspasas

Trastorno obsesivo compulsivo

TOC, entre el tic y la enfermedad: descubre dónde está el límite... y si tú lo traspasas

En la película 'Mejor, Imposible', Jack Nicholson interpreta a un hombre con trastorno obsesivo compulsivo que incluso evita pisar las juntas de las baldosas en la acera.

Antes de viajar, ¿compruebas una y otra vez que has apagado el gas y que llevas el pasaporte? A la vuelta del súper, ¿guardas por parejas los tarros en los estantes? ¿Quién no tiene manías? El problema: que este tic se vuelva enfermizo y genere un trastorno obsesivo compulsivo, una dolencia que afecta a 700.000 personas en nuestro país. Te proponemos un test para diferenciar las pequeñas manías de un auténtico problema de salud mental.

Jueves, 10 de Abril 2025, 15:24h

Tiempo de lectura: 12 min

Quien más quien menos tiene sus manías: verificar si el gas está realmente desconectado, sumar los números de la matrícula del coche que va delante de nosotros, organizar objetos con simetría... Las manías son una especie de atavismo; no en vano de nuestros antepasados más remotos sobrevivieron los más prudentes y precavidos. Pero las manías pueden transformarse en enfermedad.

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El trastorno obsesivo compulsivo (TOC) ocupa el quinto lugar entre las alteraciones psiquiátricas más frecuentes, afecta a casi un tres por ciento de la población y provoca tantas incapacidades como las derivadas de la esquizofrenia. En España, concretamente, se estima que entre el 2 y el 3 por ciento de la población española padece TOC a lo largo de su vida, aunque la prevalencia puntual (personas con TOC en un momento dado) oscila entre el 1 y el 1.5 por ciento. Esto equivale que en nuestro país habría entre 500.000 y 700.000 personas con algún grado de TOC. Según datos del Ministerio de Sanidad y estudios como el ESEMeD (Estudio Europeo sobre la Epidemiología de los Trastornos Mentales), el TOC es menos frecuente que la depresión o la ansiedad generalizada, pero más frecuente que trastornos psicóticos o bipolares.

A quien lo sufre le asaltan pensamientos obsesivos y, para aliviar la angustia que le causan, desarrolla comportamientos repetitivos llamados 'rituales compulsivos'. Esta enfermedad «transforma a sus portadores en esclavos de sus ideas y acciones», explica la psiquiatra Ana Beatriz Barbosa, autora del best-seller Mentes y manías. Entendiendo mejor el mundo de las personas metódicas, obsesivas y compulsivas.

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Ordenado... de más. David Beckham explica en el documental de Netflix sobre su vida cómo es vivir con un trastorno obsesivo compulsivo. En su caso se trasluce, sobre todo, en su fanatismo por el orden y la limpieza en su casa, como mostró en el documental.

La causa final de un TOC, igual que ocurre con las fobias, es un temor. Pero a diferencia de los fóbicos, que padecen un miedo irreal respecto a un objeto real y evitan entrar en contacto con él, a los obsesivo-compulsivos lo que les genera la angustia son los pensamientos, y para librarse de ellos adoptan comportamientos compulsivos. Por ejemplo, los pacientes que piensan que pueden contagiarse con sólo tocar a una persona pueden llegar a lavarse varias veces con productos pesados de limpieza, como el aguafuerte, para evitar ese peligro. Saben que sus pensamientos y sus actitudes son completamente ilógicas, pero no logran librarse de la condena impuesta por sus propias mentes, y eso acaba por incapacitarlos.

TEST

¿Practicas rituales compulsivos?

El cuestionario que ofrecemos a continuación no pretende sustituir al diagnóstico de un médico; es una simple comprobación de tu posible nivel de obsesión y compulsividad. En cada uno de los casos escoge la alternativa que mejor se aplique a tu situación.

A. | Me lavo las manos:

→ Cuando están sucias. (0)
→ Siempre que toco algún objeto que pueda estar sucio. (1)
→ Varias veces al día, incluso cuando parece que estén limpias. (2)

B. | Tengo que verificar, por ejemplo, si la puerta de la entrada está bien cerrada o si el gas está apagado:

→ A veces, pero no me preocupo mucho... Leer más

Tras analizar a más de 700 pacientes, un grupo de médicos del hospital Mount Sinaí, en Nueva York, comprobó hace unos años que, en el 70 por ciento de los casos, las relaciones familiares estaban hechas pedazos como consecuencia de sus manías y que nueve de cada diez obsesivo-compulsivos tenían la autoestima por los suelos. Eso explica que el trastorno venga acompañado con frecuencia de depresiones y alcoholismo y que los pacientes sean reacios a buscar ayuda. «Entre la aparición de los primeros síntomas y el diagnóstico, los enfermos esperan una media de 17 años —asegura el psiquiatra Euripedes Miguel, investigador de la Fundación de Investigación de São Paulo (Brasil)–. El problema es que cuanto más tiempo pasa sin tratamiento, más se intensifican los síntomas». Sin ayuda, la dolencia es incontrolable. Todos los rituales que efectúan los pacientes para alejar sus obsesiones sólo sirven para estimularlas aún más. Y la reacción contraria también lleva al mismo resultado: si no se ejecutan las tareas que se autoimponen, las obsesiones se agudizan. Es un círculo vicioso infernal.

Si no ejecutan las tareas que se autoimponen, creen que algo malo les ocurrirá. Si las efectúan, estimulan aún más sus obsesiones. Se trata de un círculo vicioso

Las causas del TOC aún no están claras. Se sabe que esta patología tiene componentes ambientales y genéticos, y gracias al desarrollo de máquinas que 'leen' el cerebro en funcionamiento se han descubierto que las obsesiones y las compulsiones aparecen en el córtex órbitofrontal y en los ganglios basales, las áreas que procesan las informaciones recibidas y controlan el miedo. Y también se ha establecido el papel en el desarrollo de la enfermedad de la serotonina, una sustancia producida en el cerebro que está asociada a las sensaciones de placer y bienestar. Mantener su correcto nivel en el cerebro es la base para el tratamiento farmacológico del TOC, que comenzó a ganar adeptos a finales de los 80, cuando surgieron los antidepresivos de la familia del Prozac.

Genios ‘maniáticos’

  • FRANZ KAFKA (1883-1924)

    Preocupado por las enfermedades, el escritor checo dormía con las ventanas abiertas, incluso en invierno, para que circulara el aire.

  • HOWARD HUGHES (1905-1976)

    El magnate norteamericano temía contaminarse por virus y bacterias: su coche tenía un filtro antigérmenes y su casa era sometida a limpiezas profundas.

  • KURT GÖDEL (1906-1978)

    El mejor amigo de Einstein temía tanto enfermar que iba con abrigo hasta en verano. Al morir su madre, dejó de comer por miedo a ser envenenado.

  • GLENN GOULD (1932-1982)

    El pianista canadiense, por miedo a infectarse, nunca se quitaba los guantes, el sombrero y la bufanda. La enfermedad acabó aleján- dolo del público.

Y aunque el TOC no tiene cura, la combinación de antidepresivos y psicoterapia reduce sus síntomas hasta un 80 por ciento. La terapia más utilizada es la comportamental-cognitiva, en la que el terapeuta intenta convencer al paciente de que sus preocupaciones son infundadas. Para ello se sirve de argumentos lógicos y expone al paciente al objeto de sus aflicciones. La mejoría se nota a las tres semanas de iniciar el tratamiento, pero la medicación debe mantenerse al menos un año para evitar las recaídas.

Manías, sí; obsesiones, no.

Algunas alteraciones psiquiátricas pueden confundirse con el TOC, como el sexo compulsivo, el juego patológico, la hipocondría, la bulimia o la anorexia. Pero la gran diferencia es que, en estos casos, los pacientes no tienen conciencia de que sus pensamientos y actitudes son absurdos. Un obsesivo-compulsivo, que desarrolla un ritual en el cual deja de alimentarse, no lo hace porque se sienta feo. Toma ese camino para alejar de su mente algún pensamiento catastrófico. Además de eso, es consciente de que no comer le hace mal.

Todos somos susceptibles de tener arrebatos obsesivo-compulsivos en ciertos momentos, pero esas manías, como comprobar mil veces si llevamos el pasaporte encima, no tienen mayor importancia si no socavan nuestra salud. Pero para quienes el TOC es una carga inhabilitante hay una buena noticia: la enfermedad, con tratamiento, se puede controlar, y ya nadie está condenado a vivir como rehén de su mente.

Dime en qué piensas y te diré qué manía tienes

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Mental | «Repetir me salva»

En el 90 por ciento de los TOC, los pensamientos recurrentes y los actos repetitivos están asociados. Éstos son los casos más frecuentes:

QUÉ ES: La persona cree que si no realiza ciertas tareas, como repetir palabras, no se librará de sus pensamientos.

LA EXPERIENCIA: «La estrella de cinco puntas es un símbolo místico: con la punta hacia arriba refleja el bien; hacia abajo, el mal. Y yo siempre pienso en ella así, y eso me obliga a repetir los nombres de los arcángeles».

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RESULTADOS DEL TEST

De 0 a 5 puntos. No tienes de qué preocuparte. Tener algunas manías es absolutamente normal e, incluso, importante por cuestiones de higiene y seguridad. No tienes ningún tipo de problema.

 

De 6 a 10 puntos. Al igual que tú, la mayoría de las personas tienen alguna que otra manía. Si esta comienza a interferir en tu día a día, acude al médico para un análisis más completo.

 

De 11 a 20 puntos. Presentas síntomas que pueden estar relacionados con un trastorno obsesivo-compulsivo (TOC). Busca la ayuda de un especialista para obtener un diagnóstico más preciso.